Motivos frecuentes por los que las personas acuden a terapia (y no, no estás solo/a)

¿Te preguntas si lo que sientes es motivo suficiente para ir al psicólogo? Descubre los motivos más comunes por los que las personas buscan ayuda terapéutica y por qué no estás solo/a en lo que vives.

Por: Cristina G.Publicado el: 2025-06-18

Motivos frecuentes por los que las personas acuden a terapia (y no, no estás solo/a)

A menudo, cuando alguien cruza por primera vez la puerta de una consulta de psicología, lo hace con cierta mezcla de incertidumbre, vergüenza o incluso sensación de "estar fallando". Pero con el paso del tiempo, esa percepción cambia. Y cambia porque empiezas a darte cuenta de algo muy importante: no estás solo/a en lo que sientes.

Lo que estás viviendo también lo han vivido otras personas, aunque no se hable de ello en voz alta. Lo que te pasa no te hace débil, te hace humano/a. Por eso hoy quiero hablarte de algunos de los motivos más frecuentes por los que muchas personas deciden iniciar un proceso terapéutico.

1. Ansiedad y estrés

La ansiedad se ha convertido en uno de los motivos de consulta más comunes hoy en día. Vivimos en una sociedad acelerada, hiperconectada y sobreestimulada. Muchas personas llegan a terapia cansadas de vivir en modo alerta constante, con un cuerpo que no sabe relajarse y una mente que no para de anticipar.

A veces no saben ponerle nombre, pero lo sienten: palpitaciones, dificultad para concentrarse, sensación de ahogo, nudo en el estómago, insomnio…

La buena noticia es que se puede trabajar. Se puede aprender a regularse, a entender el origen de esa ansiedad y a vivir con más calma.

2. Problemas de sueño

Dormir mal de forma prolongada no es algo que debamos normalizar. Muchas personas buscan ayuda porque llevan meses o incluso años sin descansar bien. Les cuesta conciliar el sueño, se despiertan muchas veces, o se levantan con la sensación de no haber descansado nada.

A veces el insomnio tiene causas emocionales, otras veces es consecuencia de rutinas poco saludables o de un sistema nervioso que no logra desconectar.

La terapia puede ayudarte a identificar qué está pasando y a recuperar una relación más sana con el descanso.

3. Sensación de estar perdido/a o desbordado/a

"No sé qué me pasa, pero sé que no estoy bien."

Es una frase que escucho con frecuencia. Y es totalmente válida. No hace falta tenerlo todo claro para acudir a terapia. A veces solo sabes que no puedes más, que todo te sobrepasa, que te cuesta disfrutar, que sientes que estás sobreviviendo en vez de vivir.

La terapia te ofrece un espacio para ordenar el caos interno, escuchar lo que te pasa por dentro y reconectar contigo.

4. Duelos y pérdidas

Perder a alguien, romper una relación, cerrar una etapa importante... El duelo no es solo por una persona que fallece. Es todo aquello que supone un cambio drástico, una pérdida significativa, un antes y un después.

Muchas personas buscan apoyo psicológico para acompañar ese proceso, para poder transitarlo sin quedarse atascadas, para aprender a vivir con la ausencia y reconstruirse desde ahí.

5. Relaciones personales

A veces, lo que lleva a alguien a terapia no es lo que siente, sino cómo se relaciona. Dificultades en pareja, conflictos familiares, dependencia emocional, miedo al abandono, incapacidad para poner límites, o relaciones que se repiten y terminan haciendo daño.

En terapia trabajamos esas dinámicas desde la raíz, explorando patrones, heridas pasadas y formas más sanas de vincularte.

6. Autoestima y exigencia

Otra gran consulta frecuente: personas que se exigen demasiado, que nunca se permiten fallar, que viven con una voz interna crítica que las sabotea constantemente.

Es posible aprender a relacionarte contigo de otro modo. Sin perfección, pero con respeto. Sin tanta dureza, pero con responsabilidad.

La terapia ayuda a reconstruir una mirada más compasiva hacia uno/a mismo/a.

7. Estado de ánimo bajo o vacío emocional

Hay quienes no se sienten tristes como tal, pero han perdido el sentido, la energía o la ilusión. O quienes conviven con una tristeza sorda, constante, que no termina de pasar. El estado de ánimo afecta a todas las áreas: relaciones, trabajo, motivación, salud.

La psicoterapia puede ayudarte a entender de dónde viene ese vacío o ese dolor, y a comenzar un proceso de reparación emocional.

8. Crisis vitales y toma de decisiones

Cambios laborales, mudanzas, rupturas, maternidad/paternidad, salidas del hogar, reorientación profesional…

La vida está llena de transiciones, y no siempre estamos preparados para ellas. Muchas personas acuden a terapia porque necesitan acompañamiento para tomar decisiones importantes o para afrontar una etapa que no saben cómo gestionar.

9. Cuando el cuerpo habla

Hay veces que el motivo de consulta no es psicológico en apariencia: dolores físicos persistentes, contracturas, fatiga crónica, enfermedades psicosomáticas, tensión muscular, bruxismo…

Y resulta que, al explorar, aparece un vínculo claro entre el cuerpo y lo emocional. La terapia no reemplaza lo médico, pero sí ayuda a entender cómo lo que callamos, también se expresa a través del cuerpo.

Y también…

Hay personas que llegan sin tener un "problema" concreto, pero con el deseo de conocerse más, de comprenderse, de cuidarse de manera más integral.

A veces solo quieres parar, respirar, escucharte.

Y eso también es más que válido.

No eres el único, no eres la única

Si estás viviendo algo de esto, no estás solo/a.

Cada semana, muchas personas como tú dan ese primer paso.

Personas que trabajan, estudian, cuidan, sostienen… y que también necesitan un espacio para sí.

La terapia no es solo para "crisis", es para acompañar la vida.

Es un lugar donde poder ser tú sin filtros.

Y, desde ahí, sanar, crecer y vivir con más coherencia.

Una reflexión final

A veces lo más valiente que puedes hacer no es seguir aguantando, sino permitirte pedir ayuda.

No por debilidad, sino por conciencia.

No porque estés roto/a, sino porque sabes que mereces vivir mejor.