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Sesión de terapia: estructura, tiempos y qué esperar (Guía 2025)

Te contamos cómo se organiza una sesión de terapia, qué puedes preguntar y cómo sentirte seguro desde el minuto uno.

Por Cristina G.Publicado el 21 de junio de 2025

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Primera sesión de terapia para pacientes

Antes de entrar: prepara la sesión sin presionarte

Llegar con los deberes hechos no significa tener todas las respuestas, sino darte unos minutos para conectar contigo. Puedes anotar qué te preocupa, qué situaciones te generan más malestar o qué ha cambiado desde que pediste la cita. Llevar estas notas no resta espontaneidad, simplemente evita que el nerviosismo borre lo importante cuando estés frente al profesional.

También es buen momento para repasar cuestiones prácticas: confirmar la dirección, el enlace si la sesión es online y el método de pago. Tener esto resuelto reduce la ansiedad logística y te permite concentrarte en lo que realmente vienes a trabajar.

Minuto a minuto: cómo suele desarrollarse la sesión

1. Acogida y recordatorio de confidencialidad

Los primeros minutos sirven para romper el hielo, revisar cómo te encuentras y repasar las normas básicas. Es habitual que el psicólogo explique qué información guarda, cómo la protege y en qué situaciones tendría que pedir ayuda externa. Aprovecha para preguntar cualquier duda sobre el proceso.

2. Exploración de tu motivo de consulta

Después llega el momento de contar qué te ocurre. No hace falta que sea perfecto ni cronológico; el profesional te irá guiando con preguntas abiertas para comprender mejor lo que necesitas. Puedes compartir ejemplos concretos, cómo reaccionas ante ellos y qué te gustaría que fuese diferente.

3. Aterrizar objetivos realistas

Una vez que la situación está clara, se definen objetivos alcanzables. No es un contrato rígido: se trata de acordar qué te gustaría lograr y cómo sabréis que vais por buen camino. Aquí podéis consensuar indicadores (dormir mejor, tener menos discusiones, recuperar hábitos saludables) que más adelante servirán para evaluar el progreso.

4. Cierre y plan de acción

Los últimos minutos se dedican a recoger lo aprendido y acordar tareas o reflexiones para los días siguientes. Puede ser escribir un diario breve, practicar una técnica de regulación emocional o simplemente observar cómo reaccionas ante un disparador concreto. Este mini plan convierte la sesión en algo útil más allá del despacho.

Después de la sesión: sigue cuidando el proceso

Terminar la sesión no implica guardar el tema en un cajón. Reserva unos minutos tras salir para respirar, hidratarte y anotar ideas clave. Es normal sentirte removido; date permiso para descansar y comentar con el profesional cómo te afecta.

Si algo no encaja (ritmo, enfoque, estilo del psicólogo) compártelo cuanto antes. Ajustar el proceso forma parte del trabajo terapéutico y evita que abandones por incomodidades que tienen solución.

Recursos extra para llegar tranquilo

  • Checklist de preguntas frecuentes para que no se te escape nada importante.
  • Técnicas de respiración y grounding para regular la ansiedad previa.
  • Diario breve para registrar qué te funciona entre sesiones.

¿Y si es terapia online?

Asegúrate de contar con un espacio privado, conexión estable y auriculares. Comprueba que la plataforma funciona y que conoces el protocolo en caso de cortes. Tener un plan B reduce la ansiedad tecnológica y te permite concentrarte en lo esencial: hablar de lo que necesitas.

La terapia es un proceso flexible. Atrévete a preguntar, a pausar cuando necesites respirar y a pedir aclaraciones. Tu psicólogo está para acompañarte, no para evaluarte.

Preguntas frecuentes

¿Cuánto dura una sesión?

La mayoría de sesiones individuales duran entre 50 y 60 minutos. Algunas clínicas ofrecen formatos más breves o sesiones de 75 minutos cuando se trabaja en profundidad, pero el estándar ronda la hora.

¿Qué me preguntará el psicólogo?

Las primeras preguntas suelen explorar qué te trae a consulta, cómo estás viviendo la situación, antecedentes relevantes y qué esperas conseguir. Más adelante se profundiza en emociones, conductas y recursos personales.

¿Qué pasa con la confidencialidad?

Lo que compartes queda protegido por el secreto profesional. Solo se rompe si existe riesgo grave para ti o para terceros, y el profesional te explicará los límites antes de empezar.

¿Cada cuánto se recomienda asistir?

En los inicios se suele trabajar semanalmente para generar ritmo y confianza. Con el tiempo, y si hay avances sólidos, la frecuencia puede espaciarse a cada dos semanas o incluso mensual.

¿Cómo saber si la terapia me está ayudando?

Observa si comprendes mejor lo que te ocurre, si aplicas estrategias nuevas y si te sientes acompañado en los momentos difíciles. También puedes acordar indicadores concretos con tu psicólogo para medir el progreso.

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